Arquitectura prerrománica
Ventana prerrománica
Una serie de pueblos bárbaros del norte de Europa fueron poco a poco penetrando en el mundo romanizado, hasta que invadieron la totalidad del Imperio de Occidente. Sin embargo, estos pueblos adoptaron la cultura romana y se convirtieron a la fe cristiana. A partir de entonces se inicia un proceso de unificación de los reinos europeos que culminará Carlomagno (742-814), en un intento de restauración del Imperio romano bajo el signo de la cruz. En la península Ibérica, sin embargo, el reino visigodo se desmoronó un siglo antes, y fue invadido por el islam, quedando tan sólo unos pequeños reinos cristianos al norte.
La arquitectura carolingia, como corresponde a este espíritu ‘renacentista’, siguió muchos de los modelos tardorromanos, bien en las iglesias que siguen modelos basilicales paleocristianos, como Saint Denis o Fulda (siglo VIII), bien en el propio palacio de Carlomagno en Aquisgrán, cuya capilla Palatina (consagrada el año 805) recuerda a la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. Por otra parte, aparecen ya una serie de variedades ligadas a las tradiciones locales que predicen la evolución hacia el pleno románico, como los muros o las torres de Céntula (790-799) o del proyecto de San Gall (c. 820), hallado en un antiguo pergamino.
La arquitectura visigoda, en contraste con la situación occidental de la península Ibérica, recibió una gran influencia bizantina, marcada por el apoyo político que el Imperio oriental concedió al reino hispánico. Las dos características más originales son el empleo de bóvedas pétreas y arcos de herradura, estos últimos heredados posteriormente por la arquitectura califal cordobesa. Entre las pocas iglesias conservadas destacan por su originalidad espacial San Pedro de la Nave (680-711) y San Juan de Baños (661) que, a pesar de su antigüedad, anticipan gran parte de la arquitectura de siglos posteriores. La arquitectura asturiana (o ramirense, en honor del rey Ramiro I) se desarrolló en un pequeño reino cristiano al norte de la península Ibérica, en la actual España, uno de los escasos focos de resistencia contra la invasión musulmana. Sus espacios cubiertos por bóvedas y articulados mediante arcos fajones, producen una original sensación de verticalidad. Éstos y otros elementos, como los contrafuertes exteriores y los arcos peraltados, la convierten en precursora de la arquitectura románica del resto de Europa. Entre los edificios más destacados de la arquitectura ramirense se encuentran el salón del trono del palacio del Naranco, más tarde consagrado como Santa María del Naranco, y la iglesia de San Miguel de Lillo, ambos contruidos junto a la ciudad de Oviedo. Otra de las arquitecturas peculiares que se desarrolló durante este periodo en España es la arquitectura mozárabe. Los pueblos mozárabes estaban integrados por fieles cristianos que permanecieron en territorio musulmán. Su arquitectura, por tanto, recoge elementos de la arquitectura cristiana (visigoda y también europea) y de la arquitectura islámica (especialmente de la cordobesa); un ejemplo asombroso de esta confluencia cultural es la pequeña ermita de San Baudelio de Berlanga (siglo XI), un templo cristiano de planta centralizada, cuya tribuna descansa sobre una miniatura de la mezquita de Córdoba. Otro de los ejemplos destacados es la iglesia de San Miguel de Escalada (consagrada en 913), cristiana en su articulación espacial e islámica en sus elementos estilísticos. Ver Prerrománico (arte y arquitectura); Arte y arquitectura hispanomusulmanas.