Arquitectura neoclásica
La arquitectura neoclásica es un estilo arquitectónico que produjo el movimiento neoclásico que comenzó a mediados del siglo XVIII, por una reacción contra el estilo rococó de ornamentación naturalista así como por el resultado de algunos rasgos clasicistas nacidos en el barroco tardío.
Tres son los factores fundamentales que influyeron en la creación de la arquitectura neoclásica:
La revolución industrial modifica profundamente el ritmo de vida, influyó en adelantos técnico constructivos, empleo de nuevos materiales. El concepto de economía relacionado con el funcionamiento cambió algunos esquemas de organización espacial y aun de relación entre vanos y macizos.
El enciclopedismo, espíritu de la revolución francesa, trajo consigo una concepción romántica de la Grecia Antigua. Asimismo la Ilustración sostenía que la infelicidad del hombre, se debía a la ignorancia e irracionalidad y que por lo tanto el único camino viable para conducirlo a la felicidad era llevarle la luz de la razón por medio de la educación. En cuanto a arquitectura la educación implicaba el conocimiento y fuentes antiguas tales como Vitrubio, Palladio, Vignola; por lo que ésta hizo uso de los repertorios formales griegos y romanos.
Diputación provincial de Zaragoza (España)
Se buscó dar un carácter más científico a las artes, por lo que los artistas debieron ser técnicos más que inventores, e imitadores más que creadores. Este espíritu científico llevó a considerar al arte clásico como un arte progresista, porque estaba desprovisto de adornos sin sentido y buscaba la perfección de las leyes inmutables sin depender de las impresiones subjetivas e imperfectas del artista.
Las Academias para el estudio de las artes surgieron en Italia desde el siglo XVI, las fundadas en el siglo XVIII ya estaban matizadas por la ilustración, lo que les dio un carácter distinto. La Academia fungió como transmisora de los conceptos en contra del barroco y a favor del neoclasisimo y los diversos tratados clásicos y renacentistas de las Tres nobles artes, así como de obras de carácter técnico y científico que racionalizaba la práctica y ejecución de las artes.
El museo del prado de Juan de Villanueva
El contraste entre la arquitectura churrigueresca y la modalidad académica o neoclásica es tan rudo, que asistimos al fenómeno artístico en dos mundos diversos. El barroco, en todas sus expresiones había colmado las necesidades del país y dejaba una sorprendente serie de monumentos religiosos y de palacios, residencias y colegios que hoy nos enorgullecen como obra del genio artístico de España y de Latinoamerica. Entonces el arte comienza a sufrir las consecuencias de una crítica libre, fundada en los principios académicos.
Neoclasicismo en Inglaterra
En Inglaterra, la ausencia de barroco pleno permitió a la arquitectura mantener ciertos tintes clasicistas durante el siglo XVIII, como muestra el palacio de Blenheim (1705), obra de John Vanbrugh. Sin embargo, las ideas continentales cristalizaron rápidamente en las obras de numerosos arquitectos ingleses, como Richard Burlington, William Kent o John Wood, que retomaron con interés la obra de Palladio y de su sucesor Inigo Jones. Más tarde, esta arquitectura neopalladiana evolucionó hacia un estilo típicamente inglés llamado estilo georgiano. En el declive del clasicismo aparece en Londres la figura de John Soane, un arquitecto enormemente imaginativo cuya obra fundamental, el Banco de Inglaterra (1788-1808), se ha perdido casi por entero. El estilo neoclásico se transmitió a las colonias norteamericanas, donde además se hizo notar la influencia revolucionaria francesa. Entre las figuras más destacadas están Samuel MacIntire (que posteriormente desarrolló el estilo federal como expresión de la independencia de Estados Unidos) y los neopalladianos Thomas Jefferson y Benjamin Henry Latrobe.
Neoclasicismo Frances
Una de las primeras grandes obras neoclasicistas francesas es la iglesia de Sainte Geneviève (llamada también el Panteón, comenzada en 1757) en París, obra de Jacques-Germain Soufflot, que combina la elegancia de los órdenes griegos con la audacia constructiva de los edificios góticos. En la época cercana a la Revolución aparecen en Francia una serie de arquitectos neoclasicistas, como Claude Nicolas Ledoux y Étienne-Louis Boullée, conocidos como ‘los arquitectos visionarios’, cuyos numerosos proyectos no ejecutados servirán de germen para la arquitectura contemporánea. Su arquitectura es moralizante, defensora de la abstracción más estricta, y se basa en la combinación de elementos geométricos puros.
Neoclasicismo en España
Se adopta el clasicismo, aunque la decoración de las residencias reales de Aranjuez y La Granja son plenamente rococó. El Palacio Real de Madrid, el palacio de La Granja de San Ildefonso y el de Aranjuez fueron proyectados por el arquitecto italiano Filippo Juvara y ejecutados por discípulos suyos. Dos buenos arquitectos neoclásicos son Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva (Museo del Prado).